sábado, 27 de diciembre de 2014

El paso de las experiencias, personas, palabras y luces. Año 2014

    2014 dejó recuerdos que no quiero modificar, malos o buenos han sido experiencias que me han hecho tener una mejor introspección. La montaña y yo es el nombre de la primera foto publicada en esta entrada ¿Por qué llamarle así? Fue fácil hacerlo, comencé a caminar montañas en Enero y desde entonces no he querido detenerme; me sacan de mi zona del confort y me ayudan a despejar la mente de ideas tontas o me empujan a ellas, todo dependió del tiempo en el que me encontraba transcurriendo.



Venezuela (pero no me caigo con mucho cuento, Táchira en especial), se detuvo por una crisis que la gente llamó “Guarimbas” y yo les odie al principio porque me alejaron de mi día a día normal, privándome de salir de casa por un mes y medio y de ahí directo al terminal para escaparme a Valencia, a ser una miedosa y refugiarme en otro estado, en otras personas. Digo que las odie al principio porque luego resultó ser para mí el mejor tiempo atravesado, respecto a lo que sucedió en esos meses no ayudó al país nada, de hecho cuando retorné encontré a la ciudad fría, distinta y con más miedos de los que dejé.

  
Tuve que tomar decisiones que me alejaron de situaciones que disfruté, siendo lo mejor a la larga, en ese momento no tuve mucha alegría. El luto me duró lo que una relación a distancia me ha durado –un coño de días- y por eso comprendí lo efímero que es mi tiempo, los caprichos de niña mimada estaban a flor de piel, pero no pude evitar disfrutar en ese camino tan “duro” probando cosas nuevas, reconociendo los aspectos propios que me desagradaban y sacándonos del camino para ponerme a disfrutar de cosas estables (algo nuevo para mi).

Viajar es fundamental en mi vida, desde pequeña Venezuela ha sido recorrida año tras año por esta mujer. Me doy la tarea de aprender o enseñar algo nuevo en cada viaje, pero este trayecto duró meses, entonces cuando volví ya no reconocía a la ciudad como mía. Quería un reto mayor siguiendo un consejo de vida que mi querido amigo (una persona que me conoció a los catorce, me ayudó en esa edad tan terrible y me hizo querer volver cada año a ese lugar pero luego de tres años, no nos volvimos a ver, porque él era un viajero que necesitaba irse y yo ya había aprendido –según él- lo necesario para dejar de estar en la zona de confort, porque nada crece ahí). Cuando vi a mi hermanito graduarse e irse me entró una manada de dudas respecto a la dirección que mi vida estaba tomando, me sentía inútil; entonces como era costumbre mía comencé a buscar la forma de esquivar los problemas y seguir quejándome de ellos sin solucionarles.






 En medio de todas las situaciones tan enrolladas comencé a reconocer patrones y querer romperlos y así descubrí una parte de mi. Empecé a ser demostrativa respecto a mis gustos y  disgustos, la forma de pensar, las ideas malas y buenas y aprendí a comunicarme un poco, no ser tan rígida conmigo misma y darle un chance a los sentimientos, dejé de reírme de ellos y me los tomé enserio. Quise disculparme con muchos que había lastimado antes pero ¡vamos! ¿Realmente tenía sentido? El tiempo ya había pasado, las personas lastimadas estaban hechas de nuevo y la vida corrigió todo lo que yo había jodido por inconsciente. De este punto en adelante las relaciones –todas ellas- tomaron valor para mi, cambié en absoluto el ritmo que llevaba y “Querer” es la palabra que tuvo más sentido que cualquier otra.



En este punto la cosa no estuvo tan animosa. -Escribí esto para explicarle a una persona todo lo que había pasado, nunca se lo mostré, espero que pueda leerle por este medio... 

Desde el mes de Julio; pase por crisis terribles en mi vida, fue una etapa fuerte que no estuvo vinculada con las drogas, ni enfermedades psiquiátricas, pero se vivió como un infierno, consumí tantos medicamentos para ayudar a mi cuerpo a combatir las enfermedades que me dio miedo faltar a una dosis o que todo se pusiera peor. La depresión emocional (como así remito personalmente a llamar a lo que recientemente he dejado atrás), sigue siendo una de las etapas más fuertes de mi vida, porque nunca tendrás a un enemigo más grande que tú mismo. 

Antes de esto mi energía se desbordaba cada tanto, es increíble como un problema desencadena una serie de eventos y termina deteniendo (como casi todo en esta vida, porque tú te lo permites), una evolución que a mis ojos no tenía un fin. 
Mi problema interno terminó arrastrando a familiares y amigos. Destruyó amistades que ya venían siendo bastante tóxicas para mí, terminó de dejar caer puentes y asfixió mis sueños en un túnel negro sin visión. Luego de unos meses de enfermedad física y de mantener poco contacto con quizás tres o cuatro amigos solamente, tuve que darle un fin a todo este asunto que "ya había quedado así".

Me sentía como un robot, estaba dejando perder las cosas que me importaban por esta dificultad y aunque estaba triste, me negué a mostrarles a los demás que estaba en mal estado. Muchos se acercaron preguntándome si todo estaba bien, a veces me contenía y otras veces no. Encontré –sin estar buscando- a una persona; aunque no pude expresarle lo agradecida que estaba, intenté demostrárselo en diferentes oportunidades. Quizás no se enteró jamás de lo que estaba haciendo, pero me ayudó a ver mi capricho más grande y a encaminarme a la superación

Fue difícil estar en la situación que califico como solitaria, de repente todo lo que se veía próximo quedó en el olvido y quise solo dejar correr mi dolor, mi decepción. Siempre estoy bien era lo frase que usaba para negarle a los demás como me quemaba por dentro. 
Luego de eso, en algún momento solo se venía a mi cabeza la palabra "fuck it", y comencé a ver mi vida como un documento de Microsoft Word. Podía modificar mi presente para restaurar mi futuro y así lo hice; meses, fue el tiempo que usé para darme un nuevo comienzo. 


Entrar a la universidad significó darle sentido a la frase “mantenernos ocupados es una manera de estar a salvo”, pero no era solo eso; me recuperé de esa fea crisis y prácticamente no me he detenido desde entonces. El mayor reto para mí fue cuando una tarde me llama mi amiga Michel a decirme que teníamos una presentación acrobática en un nuevo bar que estaba inaugurando. En el momento la locura estuvo al tope, habitualmente mis prácticas eran cerradas, el miedo de que muchas personas estuvieran viéndome me aterraba un poco. Cuando estuve ahí me di cuenta que ese era mi lugar, estaba demostrándole a extraños y amigos la verdadera esencia que me identificaba. Si pensaba que antes tenía proyectos desde ese día se multiplicaron J


No puedo dejar de ver “las cosas pequeñas” o bien llamados detalles, los grandes atardeceres, el paso de la luz, las expresiones corporales de los que me rodean, miradas, actitudes, caminos, salones, dejar de ver lo que estructura la vida. La primera foto es acerca de una experiencia bastante divertida que inició con la idea de ser un book fotográfico y en la cual terminé siendo parte de las modelos; Angie Prada es la que aparece en esta foto, esta es una experiencia compartida por nosotras. La segunda fue tomada desde mi cámara, para mi tiene un solo sentido: aprecio por los detalles cotidianos.



Cierro este año llena de proyectos, amor y mucha alegría. Los problemas están todos los días, es una manera de demostrarnos a nosotros mismos que nos superamos. No estoy complacida con las fotos que produje este año, siento que he mostrado un material muy pobre pero que le doy un sentido bastante sentimental. Hago recordar que esta entrada habla de lo que me sucedió y de cómo lo veo yo; por lo tanto se tornó muy yo-ista pero siento que tenía que cerrar este año así para abrir el nuevo recordando más de donde vengo y hacia dónde voy.
 ¡Un año de buenos tiempos es lo que deseo para todos los que vieron este escrito! 

-La mayoría de las fotos las tomé, a excepción de un par donde salgo yo en ellas..

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