Me recuerda a la marea su va y ven
una y otra vez obstinadamente o quizás con mucha ternura se digna a volver
pero nunca lo acepto en los mismos ojos, no lo mantengo con las mismas miradas, ni siquiera sus gestos son los mismos. Igual lo aguanto, igual nos usamos, igual nos desechamos, y otra vez nos olvidamos.
Solía decir que vinieras pero eso ya no es necesario, usamos el mismo fuego a diferente intensidad
solía pensar en guardar la mala vida, no se quería usar más
y su estabilidad se perdió por completo
el lado bueno no brilla por muy lastimoso que sea si no perdura el lado amargo
es entonces que le pides una bendición a la vida y te la cobra como si fueran más de tres;
¿Cómo esperas que no me sienta como una niña pequeña, acostarme en tus piernas abrazando las mías para tranquilizar al demonio interno?
Se que estabas bien, tu demonio no te permite indagar en la realidad
el mio en cambio le gusta revolcarse en los recuerdos,
en la nada,
en las desgracias sucedidas y sus acuerdos sin cumplir.
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